La tarea preventiva es uno de los logros de esta época, ya que cada vez se gestionan mejor las variables protectoras. Los psicólogos tenemos un papel importante al elaborar programas de prevención en salud mental y en bienestar psicológico.
Cada vez es más frecuente que las personas acudan a terapia cuando no presentan síntomas que se puedan considerar patológicos. Entonces, ¿Por qué acuden?, ¿Qué necesidad plantean?
La respuesta quizá sea, la necesidad de avanzar en la autorrealización personal.
La atención psicológica ofrece respuestas útiles para enriquecer las habilidades de las personas y así abordar sus retos cotidianos, potenciando su propio crecimiento.
Promovemos y potenciamos hábitos saludables y unas buenas habilidades de autogestión para prevenir futuras patologías psicológicas.
La palabra bienestar es fácil asociarla a la realización de actividades gratificantes y a estados de relajación, y puede ser interpretada como un antídoto frente al malestar que experimentamos ante situaciones inesperadas.
Entonces, ¿qué hacemos cuando experimentamos malestar por algún acontecimiento inesperado, una enfermedad, un despido repentino? ¿En qué puede consistir poner en marcha recursos para potenciar nuestro bienestar psicológico?
En consulta se observa que una de las dificultades frecuentes es precisamente que nos cuesta tolerar el malestar, cuando es una manifestación, en muchas ocasiones natural y sana, de experimentar el impacto que produce en nosotros alguna situación adversa.
El planteamiento que proponemos para potenciar nuestro bienestar ligado al crecimiento, no está tan encaminado a reducirlo siempre, sino a potenciar aquellas actividades o recursos que nos ayuden a afrontar las situaciones del día a día.
La propuesta que hacemos se orienta más a acompañar a la persona para que pueda ir avanzando en su proyecto vital acorde a sus valores, aunque esto suponga con frecuencia gestionar emociones y sentimientos que pueden resultar desagradables.
Por tanto,
Si experimentamos miedo y/o ansiedad, es importante aceptarlo y aprender a gestionarlo para que no dejemos de realizar aquello que elegimos hacer y que es importante para nosotros en nuestro proyecto de vida.
Se trata de un camino de aprendizaje en el que la persona crece abordando las situaciones de cada día y afrontando experiencias que pueden estar asociadas a situaciones desagradables. De esta forma, cada vez se siente con más fortaleza personal y con más confianza en sus propios recursos.