El estrés es una reacción fisiológica del organismo para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Es la manera en la que el cuerpo se enfrenta a un reto y se prepara para actuar ante una situación difícil.
Las causas del estrés pueden ser muchas y muy diferentes para cada persona; entre las más frecuentes encontramos: problemas laborales, con la familia, con la pareja, casarse, divorciarse, falta de sueño, discusiones, desempleo, tener una enfermedad grave, el nacimiento de un hijo, muerte o enfermedad de un ser querido.
En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando le ayuda a evitar un peligro o a cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede causar muchos tipos de síntomas físicos y emocionales.
Consideraciones
- El estrés no afecta a todo mundo de la misma manera.
- No todas las personas tienen el mismo nivel de tolerancia ante el estrés.
- El estrés puede hacer a la gente reaccionar de distintas maneras.
- El estrés es una sensación normal que, en bajas dosis, puede ayudarnos a hacer las cosas.
¿Cómo combatir el estrés?
El tratamiento psicológico es fundamental para poder detectar y gestionar correctamente el estrés. Algunas de las terapias más frecuentes para combatir el estrés incluyen las siguientes técnicas:
- Técnicas de respiración y relajación. Aprender a eliminar la tensión muscular y a manejar los síntomas físicos (mareos, taquicardia, palpitaciones, dificultad para respirar, sensación de ahogo, ...).
- Técnicas cognitivo-conductuales. Aprender a identificar y eliminar el pensamiento que provoca emociones negativas y a sustituirlo por otro más positivo y constructivo.
- Inoculación al estrés. Con esta técnica se enseña cómo afrontar y relajarse ante una amplia variedad de experiencias estresantes, desarrollando nuevas formas de reacción más allá del miedo.
- Técnicas de autocontrol. Suponen el entrenamiento de una persona para regular sus conductas.